Manuel Cánovas Vidal, profesor de la Universidad Católica del Norte de Chile, fue distinguido en 2019 por ser el mejor expediente del grado en Ingeniería de Minas en los 20 años de historia de la UPCT. Además, fue premio extraordinario fin de carrera de la UPCT y premio nacional fin de carrera. Cánovas (La Unión, 1985) ha vuelto hoy a su Escuela, para explicar a los estudiantes de la Universidad Politécnica de Cartagena las oportunidades laborales que ofrece Chile a los ingenieros recién egresados.
En su conferencia de hoy, ¿La minería en Chile, oportunidades de empleo y desarrollo profesional¿, el profesor ha destacado que los ingenieros recién egresados de la UPCT ¿tanto de Minas como de Civil e Industriales, tienen muchas oportunidades laborales en Chile, tanto en minería como en el sector de las energías renovables, que están teniendo un gran impulso¿. También ha resaltado que otro sector en alza es el relacionado con la gestión de recursos hídricos¿, ya que el agua tiene mucha importancia para los procesos de la industria minera en el desierto de Atacama, al norte del país¿.
Cánovas se ha referido al gran número de empresas españolas que en la actualidad trabajan en Chile. Ha resaltado que los ingenieros españoles tienen mucho prestigio en ese país. ¿Hay ingenieros españoles prácticamente en todas las empresas. Y al haber muchas de España, tienen la oportunidad de optar por quedarse allí o regresar¿, apostilla.
El profesor de la Universidad Católica del Norte de Chile recomienda estudiar Ingeniería de Minas y cursar la carrera en Cartagena. ¿Es una de las escuelas más antiguas de España y de gran prestigio, con profesores de primer nivel¿, señala.
Además, Cánovas afirma que Ingeniería de Minas ¿es una carrera apasionante y con muchísimas salidas laborales. Es imprescindible para abastecer a la sociedad de las materias primas que necesita y, sobre todo, para la transición energética que se viene¿, agrega. Además, señala que a los jóvenes que les gusta el medio ambiente pueden convertir su pasión en profesión.
Cánovas también convirtió su pasión y su vocación en una profesión. Decidió ser ingeniero a los 6 años, un año después de haber empezado a coleccionar minerales; ha pasado horas y horas recorriendo galerías, algunas de ellas las que transitaron sus abuelos y por las que, siglos antes, habían pasado cientos o miles de mineros.