Ejemplo superlativo de valentía y autonomía, Nathaly Michelle Muñoz Torres, alumna de último curso de Ingeniería Biomédica en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, en Colombia, ha llegado a la UPCT becada por la Fundación ONCE con el programa Iberfoal ‘Educación sin Fronteras’ para realizar una estancia de prácticas durante tres meses, con el objetivo de dar respuesta a necesidades de las asociaciones que ayudan a personas con discapacidad.
“Es una oportunidad muy enriquecedora para mi formación. Mi meta profesional es desarrollar tecnologías para ayudar a personas con discapacidad”, describe la joven de 24 años, a la que tutorizará el coordinador del grado en Ingeniería Biomédica de la Politécnica, Joaquín Roca.
“Siempre había querido venir a España, un país de referencia internacional por sus avances en inclusión, pero mi familia no tiene los recursos económicos” para costear la movilidad internacional. La beca de la ONCE le cubre los billetes de avión y su alojamiento y manutención en Cartagena, donde vive en una residencia. “El Servicio de Relaciones Internacionales de la UPCT me ha ayudado mucho”, reconoce agradecida.
Eligió la UPCT por los proyectos de inclusión que desarrollan sus investigadores y por el “enfoque de impacto social de la asociación Biomed” formada por estudiantes de Ingeniería Biomédica.
Baja visión
Padece una atrofia óptica bilateral ligada a problemas en el sistema nervioso a raíz de una hipertensión endocraneana que sufrió a los 13 años por una reacción a un medicamento, según concluyen los médicos que la atendieron y que lograron que no perdiera completamente la vista.
Tiene por ello un grado moderado de baja visión, tanto de cerca como de lejos, mucha dificultad para apreciar detalles, profundidades y desniveles, un campo visual reducido, facilidad para confundir colores y tendencia a la fatiga visual, tanto por cansancio como ante cambios de luz o predominancia de colores como el rojo. Lo que implica un enorme desafío en una carrera como Ingeniería Biomédica en la que tiene que formarse en procesamiento de imágenes médicas. “Me toca hacer un código extra para modificar los colores y así poder validar el procesamiento antes de invertir de nuevo la imagen para entregar la práctica”, explica como un ejemplo del trabajo añadido que debe hacer para “no estar perdida en las clases”.
Se sirve por tanto de la tecnología para progresar académicamente, usando herramientas como un magnificador electrónico y aplicaciones para convertir en material audible los textos que ha de estudiar. También usa un bastón desplegable para caminar por lugares desconocidos. “Ya sabía cuando elegí la carrera que iba a ser muy duro, pero de mi propia experiencia estoy cogiendo muchas ideas para ayudar a otras personas y he podido compartir estrategias con otros alumnos que tienen problemas de visión”, argumenta.
Políticas de inclusión
En su país ya dio el paso de vivir alejada de su familia, porque en su ciudad no se imparte el grado en Biomédica. “Mis papás siempre me han ayudado mucho y entienden que hay que hacer sacrificios y enfrentarnos a lo que nos da miedo”, afirma, asegurando que ella misma se sorprende de su valentía: “no sé de dónde saco las fuerzas, pero me aferro a la fe y a la esperanza de encontrar soluciones para quienes sufren discapacidades como las que yo vivo”.
De su universidad de origen destaca su programa de inclusión, con el que afianzó su autonomía y consiguió “generar estrategias para ser más independiente”.
Cartagena le ha gustado mucho en los pocos días que lleva en la ciudad. “Es muy tranquila, su arquitectura es espectacular y las personas son muy amables, me han ayudado a orientarme cuando me he desubicado”, comenta, destacando la utilidad de los senderos podotáctiles para facilitar la movilidad de personas con problemas de visión.